
Cuando Sánchez y la OTAN estaban de luna de miel
Parece que fue la prehistoria, viendo el tono poco amistoso de la OTAN con el presidente del Gobierno, y vicecersa, en estos días, … pero hace solo tres años exactos, Pedro Sánchez apareció ante la opinión pública mundial como uno de los líderes más pro Alianza Atlántica. Todo ocurrió en Madrid, en la XXX Cumbre de la Alianza, celebrada el 29 y el 30 de junio de 2022, una cita que quedó para la historia no solo por sus conclusiones, sino también por la imagen de España como un país capaz de acoger un encuentro del máximo nivel sin ninguna incidencia.
Entre los cuadros del Museo del Prado y ‘La Bestia’, el enorme coche del presidente norteamericano Joe Biden, recorriendo la Castellana, la figura atlantista de Sánchez creció ante los miembros de la OTAN en un momento muy difícil para la Alianza, apenas cuatro meses después de la invasión de Ucrania por parte de Rusia. En su discurso final de aquel encuentro, el presidente del Gobierno hizo un elogio del vínculo atlantista y de la organización.
«La Cumbre de Madrid ha puesto de relieve la importancia de la OTAN para nuestra paz, para nuestra seguridad. Hemos adoptado decisiones transformadoras, trascendentales, que van a determinar la visión de la Alianza durante los próximos años. Y, además, hemos tomado la decisión de reforzar y expandir nuestras capacidades y nuestros recursos», dijo entonces Sánchez, que recibió los elogios de todos los asistentes.
Pero en aquella intervención, el presidente del Gobierno puso sobre la mesa un compromiso con el que mantiene su coherencia hasta ahora: «Quiero también trasladarles que he reiterado a los aliados que España cumplirá el compromiso con la OTAN, y también con la Unión Europea, de destinar el 2% del Producto Interior Bruto al presupuesto en defensa. El Gobierno trabaja ya para aumentar este mismo año la inversión en defensa, y nuestro escenario, la propuesta que voy a plantear a las Cortes Generales, es alcanzar ese 2% en un periodo de ocho años, es decir, hasta el año 2029».
En la cumbre también jugó un papel muy destacado Begoña Gómez, la perfecta anfitriona. Los abrazos con Biden, con el que paseó con las manos entrelazadas bajo la mirada de ‘Las Meninas’, fueron un símbolo del vínculo entre España y la OTAN.
En cualquier caso, tal fue el entusiasmo mutuo entre la organización y el presidente del Gobierno que en aquellos días, y durante los meses siguientes, el nombre de Sánchez sonó incluso como candidato a la Secretaría General de la OTAN, en sustitución de Jens Stoltenberg, que terminaba mandato al frente de la organización en 2024. Su perfil, un político de izquierdas y del sur de Europa, resultaba muy atractivo para una entidad internacional que abogaba por un cambio para afrontar los nuevos retos de la seguridad global.
Sánchez, finalmente, no dio el salto a la OTAN. Lo hizo, en cambio, Mark Rutte, el ex primer ministro neerlandés con el que España ya había tenido discrepancias en los años de la Gran Recesión. Rutte siempre fue partidario de la austeridad con los países del Sur de Europa. La exigencia por parte de Donald Trump de un 5% del PIB para el gasto militar ha terminado de romper la luna de miel entre Sánchez y la OTAN. «Pedro Sánchez torpedea la unidad de la OTAN en vísperas de una cumbre crucial», ha titulado el Financial Times.