Que al Valencia no le den nada, pero que no se lo quiten. Lo de los arbitrajes con este equipo, de siempre, es algo que no ha tenido explicación racional. O sí, pero como no se podían aportar pruebas reales, era más una teoría de la conspiración que otra cosa. El enfrentamiento con la RFEF a cuenta de la Supercopa de de 2020, con la reclamación judicial que se hizo, propició que Rubiales tuviera al club en el punto de mira, y sin disimulo alguno.

Pero esa era ya pasó, al menos en el día a día, y las cosas no han cambiado nada. Porque, bien por casualidad, que no creo, bien por causalidad, me gustaría saber las razones, todo sigue igual, o peor. Son muchas pequeñas cosas, y en algunas ocasiones no tan pequeñas, las que te hacen ver que no nos pitan igual que a otros, todo lo contrario. Y eso, además de todo lo que tenemos, hace que la impotencia y la rabia estén muy latentes.

Pagamos los platos rotos del racismo con Vinicius hace un año, y recordemos que a él hasta le quitaron la roja, cerrándonos la grada de animación varios partidos. Lo de Barcelona esta misma semana no tiene nombre, y más pensando que una derrota podía complicar la segunda plaza de los culés, y su participación en la Supercopa de este año. Nos pitan y nos tratan mal, pero quizá, lo que más moleste es que piensen que somos tontos, que por ahí no vamos a pasar.



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