El pescado es uno de los alimentos más valiosos e imprescindibles en nuestra dieta mediterránea, tan nutritiva y saludable. Forma parte de nuestra tradición y cultura gastronómica, siendo el protagonista en muchas celebraciones, como la cena de Navidad o la Semana Santa. Además, es fuente de vitaminas y omega 3, con proteínas de alto valor biológico, bajo en grasas y rico en minerales, y su consumo está recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero, ¿hay pescado para todos?
Se prevé que la población mundial alcance los 10 mil millones de habitantes en 2050 y hace más de 30 años que la pesca extractiva ha alcanzado su máximo sostenible. Por ello, impulsar otras formas de producción de este tipo de alimentos más innovadoras y respetuosas con el ecosistema marino y fluvial es crucial. Una misión en la que la acuicultura española juega un papel fundamental.
¿Qué es la acuicultura?
Esta actividad está dirigida al cultivo y la cría de animales y algas en los mares y ríos mediante técnicas encaminadas a hacer un uso más eficiente de los recursos naturales para obtener alimentos de alta calidad sin dañar el entorno. En España, contamos con territorios únicos, como son el mar gallego, la costa valenciana, catalana, murciana y andaluza, los ríos de las dos Castillas, Andalucía, Navarra, La Rioja o Aragón, que combinados con la tradición y el conocimiento de siglos y la innovación de los nuevos tiempos dan como resultado un producto excelso.
La Comunitat Valenciana es una de las referencias en acuicultura de España. / ED
En cuanto a su compromiso con el medioambiente, la acuicultura favorece la recuperación de especies marinas y fluviales, contribuye a conservar sus ecosistemas y es el método de producción de alimentos con menor huella hídrica. De este modo, toda el agua utilizada se devuelve en la misma cantidad , filtrada y depurada mediante biofiltros, lo que ayuda a mejorar la limpieza de las aguas de ríos y mares. Siempre con profesionales comprometidos con su trabajo (biólogos, marineros y acuicultores) que crían, cultivan y cosechan los productos marinos y fluviales.

Un buzo haciendo labores de acuicultura para la conservación de los entornos. / ED
En la actualidad, la acuicultura española complementa a la pesca extractiva responsable, ayudando a reducir la presión sobre los ecosistemas. En este momento, la acuicultura ya supera en volumen a la pesca extractiva en el mundo (57,3 %) y crece a un ritmo sostenido del 3,5 % anual.
En la Comunitat Valenciana, a lo largo de sus 518 kilómetros de costa, se distribuyen hasta 37 instalaciones destinadas a la actividad acuícola. Esta no es una cifra menor, pues le permite ser, según datos de Apromar, la autonomía líder en el cultivo de pescados marinos en nuestro país con 14.575 toneladas. De todas estas instalaciones, 15 están dedicadas total o parcialmente a la dorada. De hecho, en 2019, la región concentró la mitad de la producción de esta especie en España con hasta 6.629 toneladas.

En la Comunitat Valenciana se distribuyen hasta 37 instalaciones destinadas a la actividad acuícola. / ED
Presente y futuro
La acuicultura es el presente y el futuro. Es una de las soluciones más efectivas para alimentar a una población creciente conservando los recursos naturales, garantizando que las próximas generaciones puedan seguir disfrutando de la diversidad y la riqueza de los alimentos saludables y sabrosos que hemos disfrutado hasta el momento. Así, su papel es clave en la alimentación del futuro, más sostenible, integradora y responsable con las personas y el medio ambiente.
Asimismo, la acuicultura es imprescindible para que en España siga habiendo pescado, complementando a la pesca, sin tener que depender de terceros países donde el suministro y la producción escapan a nuestro control y están por debajo de nuestros estándares medioambientales y sociales. Desarrollar esta actividad es ganar en seguridad alimentaria y calidad.
Sin olvidar que la acuicultura puede “cosechar” pescados en cualquier momento del año, ajustando la oferta a la demanda, esto permite que haya pescados de acuicultura de forma regular todo el año, y todo esto respetando siempre los tiempos naturales de crecimiento de cada especie.

La acuicultura valenciana produce pescado de alta calidad y sabor, cultivado de forma sostenible. / ED
En conclusión, sin la acuicultura solo estaría disponible para consumo humano menos de la mitad del pescado que tenemos actualmente. Sería un alimento muy escaso, caro e inaccesible. Como ocurre con cualquier recurso natural escaso y valioso. En algunas especies, incluso, ya no hay pescado que no sea de acuicultura, como el caviar. Sin acuicultura no hay pescado para todos.