“Sabemos que esto no se resuelve en un fin de semana, pero creo que queda claro que no vamos a tolerar situaciones incívicas”. La presentación de una nueva dotación de motos para la Policía Local ha sido el telón de fondo en el que la alcaldesa María José Catalá ha puesto sobre la mesa la primera campaña anti botellón, desarrollada durante el fin de semana en el que han intervenido “doscientos agentes”, en lo que es “un despliegue humano de medios sin precedentes” en “lugares tan sensibles como la calle San Vicente y en otros puntos de la ciudad especialmente sensibles o donde los vecinos muestran más quejas”. Todo ello, según ha explicado, para dejar claro que “en la ciudad va a haber una situación de control”.
En ese sentido, el edil Luis carbonell reconoció que “el problema persiste, no es una solución rápida”. Quitar el botelllón de una zona “es diluirlo. Si, es probable que se vayan a otro sitio, pero no todos quedan de acuerdo en otro sitio. La solución definitiva es una cuestión educacional, desde los colegios, donde también trabajamos, como en los entornos familiares”.
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15 motos, 150.000 euros
Las motos presentadas son un total de quince, con un desembolso cercano a los 10.000 euros por unidad, unas unidades móviles “importantes por su autonomía y su versatilidad para resolver cuestiones de urgencia”. Lo definió Catalá como “una de las primeras compras con las que vamos a reforzar al personal de la policía local paraque dispongan de todos los recursos posibles”, dentro de lo que es uno de los mensajes más repetidos en campaña electoral. “Vamos a reforzar plantilla y medios para que Valencia se convierta en una de las ciudades más seguras”.