Los bomberos de València han realizado un simulacro en una zona con torres residenciales de la Devesa del Saler. La intervención ha comenzado a raíz de una llamada al 112, y a partir de esta, inmediatamente, han localizado el foco, pedido recursos, analizado la evolución, y procedido a la evacuación y rescate del vecindario atrapado. El ejercicio pedía el rescate de una persona –un maniquí en realidad– atrapada en un balcón y otra con movilidad reducida en la azotea de uno de los edificios. El resto de vecinos, que no estaban informados previamente, han sido confinados en sus propias viviendas. 

No es casualidad que la práctica de bomberos con salvamento y confinamiento haya tenido lugar en el complejo residencial de Aparwaks. En febrero del año pasado, un pavoroso incendio arrasó el bosque colindante, cubrió de humo cientos de metros a la redonda y obligó a desalojar cinco edificios de la zona ante el riesgo de que el fuego se colara en las viviendas. Finalmente se quedó a las puertas. La huella negra así lo sigue atestiguando. 

Además del simulacro, el ayuntamiento ha puesto en marcha un plan de choque para evitar que el pulmón verde siga sufriendo como en 2023 y 2024, con un total de 27 hectáreas calcinadas, las llamas acechando casi cada semana y el miedo metido en el cuerpo de centenares de vecinos. 

En paralelo, el ayuntamiento activa periódicamente los ocho cañones de agua del sistema de defensa contra incendios forestales Sideinfo –pueden lanzar 2.966 litros de agua por minuto–, ha cubierto 13.000 m² de zona perimetral a las viviendas con más de 32.000 litros de líquido retardante, y está realizando una limpieza ingente para evitar que la maleza actúe como acelerante en cualquier posible conato. Con todo, el año está siendo tranquilo y la ciudad no ha tenido que lamentar ningún incidente en una de sus joyas más preciadas. 

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