De Málaga a Malagón. Ese es el camino por el que transita Diana Morant al frente del Ministerio de Ciencia. En septiembre, un programa de televisión destapó el caso de una mujer que sufrió un reiterado acoso de tal magnitud que acabó desapareciendo durante la travesía de un barco de investigación del CSIC, entidad dependiente del área que gestiona Morant. En diciembre explosionó el CNIO, el centro nacional de investigación oncológica, por una serie de situaciones internas tan irregulares que en enero ha acabado cesada su directora, María Blasco, y el gerente de una entidad que ha visto cómo se desangraba su prestigio a lo largo de varios años. Y ahora, este martes, 24 horas antes de que Morant compareciese en el Congreso de los Diputados para negar cualquier tipo de problema en el CNIO, ha dimitido el director del Consejo Internacional de Neurociencias Cajal (CINC).



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