La Agencia Antifraude ha dado carpetazo definitivo al enorme culebrón puesto en marcha por su antiguo director, Joan Llinares, contra varias funcionarias del organismo a las que acusó de filtraciones que violaban la confidencialidad de las actuaciones del ente. Durante el verano de 2023, este este periódico desveló que se habían registrado en las comunicaciones internas de la plantilla algunos mensajes que podían implicar acoso sexual. Se investigaron sin que finalmente nadie denunciase, y se archivaron. Llinares, ahora jubilado tras el intento fallido de designar a su sucesor (Gustavo Segura, propuesto al cargo por las asociaciones que ahora han denunciado al nuevo director por derogar el Código Ético de la institución), cesó a una funcionaria y expedientó a otras dos por considerarlas filtradoras de aquella investigación interna. El director actual de la Agencia, Eduardo Beut, durante su comparecencia tras presentar ante Les Corts la memoria de actividades del organismo el año pasado, informó de que ha dado carpetazo a toda aquela situación, en la que Llinares denunció la existencia de una trama, una «campaña» en la que incluyó a los sindicatos, prensa y hasta al exsíndic del PSPV, Manolo Mata, por ser abogado en el caso Azud, donde la propia Agencia interviene. Un contubernio con el objetivo de propiciar que la derecha desmonte el organismo. El TSJ le paró los pies. Anuló el despido de una de las empleadas purgadas, que denunció la violación de derechos fundamentales. Ante tal tesitura, Beut ha decidido poner fin al caso y archivó los dos expedientes que Llinares dejó abiertos cuando se fue contra las otras funcionarias.



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