Las altas temperaturas siguen sin dar un respiro a la ciudad de València. A pesar del calor, vecinos y turistas se han lanzado a la calle para disfrutar del día de Corpus, una de las fiestas más arraigadas del ‘cap i casal’ -aunque sin el reconocimiento que merece- y que da inicio a la “Festa Grossa” de la ciudad. La Cabalgata del Convite ha dado el pistoletazo de salida al día festivo.

Las campanas del Micalet han resonado a mediodía, como viene siendo tradición, para dar comienzo al tradicional día de Corpus. Desde primera hora de la mañana, los más curiosos se han acercado a la plaza de la Virgen, engalanada para la ocasión, para poder contemplar las dos Rocas que la adornan, el bestiario y el tapiz.

El color y la música han llenado el lugar a partir de las 12 h. Los balcones engalanados también se han sumado a la celebración. Los abanicos y las bebidas refrescantes también han sido protagonistas. Los más atrevidos esperaban bajo el sol para disfrutar de este desfile, aunque la mayoría de presentes han buscado sitios de sombra para resguardarse de esta jornada infernal. Así, las sillas en las zonas soleadas se encontraban completamente vacías, mientras que el público se concentraba en las zonas resguardadas del sol.

El “capellà de les Roques” ha sido el encargado de anunciar la procesión de la tarde acompañado de las danzas y la ruidosa “Degolla”, una metáfora de los soldados de Herodes que, cuando han llegado a la calle Cabillers y Avellanas, han sido rociados de agua desde los balcones. Para combatir el bochorno, parte del público también se ha sumado. Sin embargo, no ha sido el único momento en el que el agua ha cobrado protagonismo durante el recorrido. Las personas encargadas de la organización acompañaban a los protagonistas y personajes bíblicos, recibidos entre aplausos, que desfilaban por el centro de la ciudad al tiempo que les ofrecían agua, les abanicaban e, incluso, les rociaban con pulverizadores de agua.

Fotografías y aplausos

El público más pequeño ha sido el que más ha disfrutado de la cabalgata expectante ante todo lo que pasaba, mientras que los más mayores preferían grabar cada escena a través de sus teléfonos. Los niños y niñas que inundaban el recorrido se han sumado a la danza de la Moma, uno de los personajes más queridos y aplaudidos del desfile. Además, han llenado sus bolsillos con los caramelos que iban repartiendo mientras aplaudían cada una de las danzas.

La cabalgata ha terminado con el desfile de la tradicional Senyera, que ha sido ovacionada por todo el público, que, sobre las 14, se ha desplazado hasta la plaza del Ayuntamiento para vivir una escena más típìca del mes de marzo que de finales de junio.

La Catedral de la Pólvora ha vuelto a vibrar con el disparo de una “mascletà” ante la atenta mirada de los más atrevidos, que no han dudado en ponerse bajo el sol infernal para disfrutar del sonido de los petardos y “masclets”. En esta ocasión, no ha sido tan difícil encontrar sitio para escuchar el disparo desde primera fila.

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