«El presidente está psicológicamente fuerte. Él suele decir que su encierro de abril (en 2024, tras la apertura de las diligencias judiciales contra su esposa, Begoña Gómez) le preparó para todo lo que pudiera venir», dice una persona del círculo de confianza de Pedro Sánchez. Los socialistas llevan una semana tratando de aparentar tranquilidad ante el goteo de informaciones que reproducen conversaciones de Whatsapp de los años 2020, 2021 y 2023 entre el jefe del Ejecutivo y el exministro José Luis Ábalos, imputado por cuatro delitos de corrupción. Insisten en que ni hay nada trascendente en lo que ya ha visto la luz –«la casquería» que reprochan al PP– ni es posible que entre los archivos aún por escrutar se encuentre irregularidad alguna del jefe del Ejecutivo. Pero no niegan que el asunto empieza a desquiciarles. «No va a parar», se lamentaba hace unos días un ministro.



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